Recientemente me llegó la información de un buitre leonado (Gyps fulvus) que observé el 5 de noviembre de 2016 en compañía de Andrea González. Se trataba de un ejemplar joven, que junto a otros 120 individuos se alimentaban del cadáver de una vaca de raza Marismeña que yacía a escasos metros de la valla perimetral de La Escupidera en la marisma de Hinojos (provincia de Huelva, Espacio Natural de Doñana). El buitre portaba una anilla plástica amarilla con tres letras “RRR” en color negro.
El historial vital facilitado por la Oficina de Anillamiento de la EBD-CSIC indica que fue anillado en la colonia de Castroserna de Abajo (Segovia) por Guillermo Blanco el pasado 23 de mayo.
El 14 de julio, Juan Carlos Albero lo observó en el vertedero de Fornillos, en la provincia de Huesca, a unos 330 kilómetros de Castroserna. Estos desplazamientos no son “gran cosa” para los buitres leonados, especie planeadora que tiene áreas de campeo inmensas, de media unos 1.272 kilómetros cuadrados (1), alcanzando algunos individuos cifras próximas a los 10.000 kilómetros cuadrados (10.000 Km2 equivale a la superficie de provincias como Huelva, Asturias, Navarra, Soria o Zamora) (2).
Los buitres jóvenes realizan una migración otoñal hacia el noroeste de África, cruzando el estrecho de Gibraltar para alcanzar su área de invernada (1). Probablemente este ejemplar estaba realizando una escala en las llanuras marismeñas de Doñana para reponer fuerzas y acumular energía en su camino a África, cuando observó a varios congéneres dirigirse a la carroña. La marisma de Hinojos está a 780 kilómetros de Fornillos y a unos 500 kilómetros de su colonia de Segovia.
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